Este pasado domingo, día 19 de marzo, tuvo lugar en Mallorca un altercado bastante vergonzoso.
Durante la celebración de un partido de fútbol infantil entre el Alaró y Collerense hubo una fuerte pelea entre padres de ambos equipos. El enfrentamiento empezó entre los propios jugadores, pero los padres allí presentes enseguida comenzaron a pelearse en las gradas, e incluso algunos saltaron al terreno de juego para continuar allí con la disputa. Toda esta trifulca terminó con heridos leves y diferentes denuncias interpuestas ante la Guardia Civil, y por último y no menos importante, con adolescentes muertos de vergüenza por el asqueroso comportamiento de sus padres. Me resulta curioso que precisamente se estuviese celebrando el día del padre. La vida y sus ironías.
Todos sabemos que el futbol representa una gran cantidad de valores positivos, pero también es cierto que es el deporte que, involuntariamente, genera más violencia. Prácticamente, a diario, vemos noticias relacionadas con diversos tipos de violencia deportiva; hinchas de equipos rivales insultando a los jugadores del equipo contrario, insultos racistas, lluvia de objetos hacia los jugadores, etc. Pero podría decirse que este caso en particular es el más indignante al haber niños involucrados. Estos la mayoría de ocasiones tienen que soportar agresiones verbales por parte de los adultos allí presentes, o en el peor de los casos, ver como sus padres ofrecen la peor versión del ser humano.
En el siguiente video se puede observar el nivel de violencia allí vivido. Advierto que contiene un contenido muy fuerte, el cual vuelvo a condenar absolutamente y me reafirmo en mi postura, catalogándolo de vergonzoso.
Un padre debe de ser un modelo de conducta a seguir. Deben transmitir valores positivos como el respeto e igualdad. En mano de los padres está el objetivo de construir una futura sociedad igualitaria y justa mediante la educación de sus hijos. Concienciémonos de que la violencia no es el camino a seguir.
Desde mi humilde blog hago un alegato a favor del respeto y pido que todos nos tratemos como iguales, sea en la circunstancia que sea. Que nunca recurramos a la violencia. Y por último, que seamos felices, porque a través de una felicidad personal podemos extrapolarla al resto de la sociedad, creando así una paz global.
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